Sí, has leído bien: trasplante de heces. Suena bastante mal y asqueroso, pero cada vez es más empleado en medicina.
En realidad, es una práctica que se ha usado desde hace siglos. La primera descripción que se conoce de emplear heces humanas como agente terapéutico es del siglo IV en China (claro, no podía ser en otro sitio). Ya entonces se hablaba de un “sopa amarilla” preparada con heces de bebés para sanar varias dolencias. Los beduinos del desierto recomendaban consumir heces frescas de camello calientes como remedio contra la disentería bacteriana. Su eficacia parece que fue confirmada por soldados alemanes en África durante la Segunda Guerra Mundial. Y el primer uso “oficial” del trasplante fecal en medicina es de 1958 para tratar la enterocolitis. Desde entonces, se ha empleando en varios cientos de pacientes.
El objetivo del trasplante fecal es restaurar los microbios de nuestros intestino, la microbiota intestinal. Hoy en día sabemos que nuestro intestino está densamente poblado por microbios: se calculan más de un billón (un millón de millones) de bacterias por gramo de heces. Los grupos bacterianos Bacteroidetes, Firmicutes, Actinobacteria y Proteobacteria (como Escherichia coli) son los más abundantes. Son bacterias con las que hay que llevarse bien, muy necesarias para nuestra salud. Mantienen a raya a otros microorganismos patógenos y evitan infecciones. Por eso, es muy importante mantener una buena homeostasis intestinal. El trasplante fecal consiste por tanto en trasplantar los microbios de un donante para repoblar el intestino del paciente.
Somos bacterias: tenemos más de un billón (un millón de millones) de bacterias por gramo de heces.
Por ejemplo, es muy frecuente que tras un tratamiento con antibióticos nuestras bacterias intestinales también se resientan y se altere la diversidad microbiana, incluso durante meses. Esto puede permitir que otras bacterias potencialmente patógenas, como Clostridium difficile, se expanda, produzca una toxina que daña el epitelio intestinal y cause diarrea, una enfermedad que se conoce como infección recurrente por Clostridium difficile. Algunas cepas de Clostridium difficile, como el tipo 027,son especialmente graves y el tratamiento suele consistir en más antibióticos, como la vancomicina. Sin embargo, en aproximadamente el 25% de los pacientes no es efectivo y sufren diarreas recurrentes.
Un estudio publicado en The New England Journal of Medicine demuestra que el tratamiento con heces de donantes sanos es más efectivo para curar la infección por Clostridium difficileque el uso del antibiótico vancomicina. Para el ensayo, prepararon una solución con heces de 15 donantes sanos voluntarios. Dentro de las 6 horas posteriores a su obtención, la solución fue introducida mediante un tubo nasoduodenal a los pacientes durante 30 minutos (a un ritmo de unos 50 mL cada 2-3 minutos). Previamente, las heces se había analizado para que no contuvieran ningún parasito, ni bacterias ni virus patógenos. El ensayo se realizó con 41 pacientes con infección recurrente por Clostridium difficile: 16 recibieron el trasplante fecal y 25 se trataron con el antibiótico vancomicina. Los resultados fueron espectaculares: el 94% de los pacientes tratados con heces de donantes sanos se curaron, mientras que solo el 28% de los que recibieron el antibiótico se curó.
La colitis pseudomembranosa causada por Clostridium difficile se caracteriza por una diarrea intensa, fiebre y dolor abdominal, puede llegar a ser grave y en algunos casos incluso mortal.
Los efectos secundarios del trasplante fueron mínimos. No es de extrañar que la mayoría tuviera diarrea inmediatamente después del tratamiento y algunos dolor de tripas, pero los síntomas desaparecieron tres horas después del trasplante. También analizaron la microbiota intestinal de los pacientes después del trasplante y comprobaron que era similar a la de los donantes.
Aunque suena muy mal, el trasplante fecal funciona. La administración de heces de donantes sanos a pacientes con infecciones recurrentes de Clostridium difficileresulta ser un tratamiento mucho más efectivo que los antibióticos. Parece que a Clostridium eso de estar bien acompañado por una multitud de otros microbios no le sienta bien. La única duda es si a partir de ahora van a pagar algo a los donantes en este tipo de ensayos.
Si te gustado puedes oír esta entrevista en Onda Cero en el programa "La brújula" de Carlos Alsina (11:46)
Faecal microbiota transplantation. Nieuwdorp M. Br J Surg. 2014. 101(8):887-8. doi: 10.1002/bjs.9549.
Duodenal infusion of donor feces for recurrent Clostridium difficile. van Nood E, et al. N Engl J Med. 2013. 368(5):407-15.